La Arquitectura, más que solo el conjunto de normas y conocimientos que permiten la edificación de un espacio establecido, es la convergencia entre dos momentos de la conciencia humana: el arte y la técnica. Tan sustancial es la intención estética que continúa aspirando a conmover la experiencia del hombre entre los espacios, como la procuración de un orden que realice la eficacia de sus usos y funciones. Así, en la intersecciones de lo múltiple, la posibilidad presente de la Arquitectura como Belleza, entre el edificio y sus actividades, entre los afectos y las necesidades, entre los seres y sus enseres; entre los edificios, la Ciudad y la Vida.

El Arquitecto entonces, ante el reto de hacerse de la sensibilidad y conocimiento necesarios para interpretar los requerimientos materiales, simbólicos y afectivos de quienes habrán de habitar un edificio, proponiendo imaginarios y geometrías siempre coherentes con los procesos para materializarlas , en responsabilidad y viabilidad ética, estética, económica y social.